jueves, 28 de abril de 2011

Riesgos de un cuerdo

Riesgos... consecuencias oscurecen decisiones sin conocimientos sobre qué es lo correcto en este estado en el que nos encontramos. Tu compañía me asusta; comportamientos comienzan a no ser los adecuados y soluciones son escasas para escapar de este laberinto lleno de trabas y dificultades. La presión aumenta, experiencias comienzan a ser innecesarias a pesar de ser escasas y mi fuerza personal flaquea debido a tu comportamiento y a mi debilidad anímica. No quiero perderte, pero mi consciencia sabe que es lo más recomendable y que la equivocación está presente, aunque el riesgo marca las pautas de mi destino y eso sí es lo correcto. Comienzo a entenderlo, sin embargo, el recuerdo hace retroceder a mis actos.
Soy incapaz de arriesgarme, avances son mínimos... el tiempo pasa mientras mi ánimo envejece progresivamente y el perecer se encuentra más cercano de mi ser. Soy consciente de mis equivocaciones, pero ya comienzo a dudar de la persona que falla en las decisiones que toma.

martes, 12 de abril de 2011

Sonrisa de un cuerdo

Sonrío mientras me desplazo sobre esta condena que el diablo me impuso por vender mi alma para conseguir tu salvación; y no hay arrepentimiento.
No hay arrepentimiento ya que nada alumbra más mi mirada que tu imagen y tu pelo recogido ensalzando tu estilismo al clasicismo de los años 80.
Sonrío y doy gracias al omnipotente por conseguir que el camino que recorro muestre un matiz de esperanza, por permitirme no perecer de sed gracias a la saliva que recibí por tus besos.
Porque volvería a caer en la miseria sólo para volver a estar a tu lado. La intensidad de vivencias contigo crean una añoranza que no permite separarse de mi alma, creando una sensación de sosiego que me invade, pero sonrío gracias a ti.

viernes, 1 de abril de 2011

Deidades de un cuerdo

Dios continúa buscando mis fallos, sigue intentando hacerme ver cómo la vida golpea palo tras palo sin ninguna señal de represión ni arrepentimiento... aprendizaje, agradecimiento al sopesar los problemas que surgen al paso del tiempo, haciéndome enfurecer... impulsos inesperados, aunque la vida nunca fue tan sencilla; dificultades me muestran que la realidad golpea duro y la presión suplica a mi cuerpo cabida en él... y no hay resistencia.
No hay resistencia a pesar de que el agobio no acepta más espacio en mi ánimo insano. El ruido me desespera, y los golpes en el pecho de experiencias por el paso de inmerecidas condenas personales me llevan a la más profunda locura.
La vida aprieta, apreciaciones de esta mi generación comienzan a escasear, sin aprovechar facilidades que Dios les impone; y en cambio, yo, escaso de ayudas y apoyos, busco un mínimo detalle de felicidad para no perecer.
La vida nunca fue sencilla, y sonrisas escasean a causa de esta situación fortificada y secundada por la tristeza.
Felicidad artificial no es felicidad y no soy capaz de aceptarlo... cambios... tal vez el orgullo propio sea el problema o, simplemente, esta madurez que me obliga a ser consciente de las irregularidades anímicas que soporto.
Sé que existe un final, pero la esperanza escasea al intentar demostrarme que existen posibilidades de que sea feliz...