martes, 12 de abril de 2011

Sonrisa de un cuerdo

Sonrío mientras me desplazo sobre esta condena que el diablo me impuso por vender mi alma para conseguir tu salvación; y no hay arrepentimiento.
No hay arrepentimiento ya que nada alumbra más mi mirada que tu imagen y tu pelo recogido ensalzando tu estilismo al clasicismo de los años 80.
Sonrío y doy gracias al omnipotente por conseguir que el camino que recorro muestre un matiz de esperanza, por permitirme no perecer de sed gracias a la saliva que recibí por tus besos.
Porque volvería a caer en la miseria sólo para volver a estar a tu lado. La intensidad de vivencias contigo crean una añoranza que no permite separarse de mi alma, creando una sensación de sosiego que me invade, pero sonrío gracias a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario